Nuestra Semana Santa

La Semana Santa de Bercianos de Aliste en Zamora es un ejemplo único de fervor religioso, tradición y unión entre sus cofrades. Declarada Bien de Interés Cultural de carácter Inmaterial por la Junta de Castilla y León, así como Fiesta de Interés Turístico Regional, congrega cada año a cientos de personas en un pequeño pueblo del oeste zamorano para revivir la Pasión y Muerte de Cristo con un ritual solemne y austero que no deja indiferente a quien lo presencia por primera vez.

Su procesión de capas pardas alistanas la tarde del Jueves Santo, que parece viajar en el tiempo a una época donde no existían ni el reloj ni las preocupaciones triviales de la vida moderna; la representación vívida del desenclavamiento y entierro de Cristo, a quien los cofrades acompañan vistiendo las que algún día serán sus mortajas, túnicas blancas de lino; el silencio solo roto por las voces que entonan el Miserere; y, sobre todo, la implicación de la práctica totalidad de los vecinos del pueblo en la que es su semana más grande; hacen de la Semana Santa de Bercianos de Aliste uno de las tradiciones religiosas más significativas no solo de la provincia de Zamora, sino de todo el país.


Desenclavamiento. Viernes Santo de la Semana Santa de Bercianos de Aliste

500 años de historia

Los ritos de la Semana Santa en Bercianos se remontan a la Edad Media. De entonces data la primera prueba escrita del ritual, la bula que, en 1536, concedió el papa Pablo III a los cofrades de Bercianos, hombres y mujeres, a quienes otorgaba, entre otros privilegios, indulgencias plenarias y absolución de censuras como recompensa por su ferviente representación de la Pasión y Muerte de Cristo. Antes o después, en algún momento sin identificar, los cofrades decidieron desfilar la tarde del Viernes Santo con su propia mortaja, una muestra de gratitud por haber sobrevivido el pueblo a una epidemia de peste, según relata la tradición oral en la zona.

Desde entonces, apenas ha cambiado el ritual que año tras año repiten los varios centenares de hermanos de la Cofradía del Santo Entierro de Bercianos de Aliste, y que en los años 70 dio a conocer al mundo la cámara del prestigioso fotógrafo Rafael Sanz Lobato mientras que hoy sigue haciéndolo la del zamorano Félix Marbán. Solo unos pequeños ajustes acordes con los tiempos que vivimos, como la posibilidad de que las mujeres vistan la mortaja o túnica blanca o la rehabilitación de las tallas que desfilan en la procesión, han aportado novedades a esta tradición ancestral.

Y así, la Semana Santa de Bercianos de Aliste pasa de generación a generación y se vive en pleno siglo XXI con el mismo fervor que en siglos pasados.